martes, 25 de noviembre de 2008

Teenage Turtles, Ninja Turtles

Me gustaría poder poner música en los posts, así, tipo cortina. No sé si se puede, y si se puede no sé cómo se hace. La tecnología y yo. Cuack.

Es que mientras escribo me vienen miles de músicas a la memoria, como ahora.

Las míticas Tortugas, dibujito obligado para toda una generación, lugar común para los que transitamos la segunda mitad de la veintena -¡nos reconocemos! ... en los disfraces de las fiestas, en los nombres de nuestras mascotas, en el malísimo chiste para mí que el Maestro se está haciendo la Rata ... XD

Decía. Las honorables Tortugas son lo más, y de ellas tomé el nombre que, encuentro, mejor les calza a estas personitas: los Adolescentes Mutantes.

Adorables y espontáneos, manipuladores y maravillosos, insoportables y entrañables, egoístas y arteros, impredecibles y atrapantes.

Vengo torturando a un puñado de ellos dos mañanas por semana, desde Marzo.
Peleamos, nos reímos, me desarman, los desafío, los cago a pedos, me aplican el castigo del silencio "porque no los escucho", me caminan las fechas de entrega y de pruebas, me buscan el punto débil, piden límites a gritos, me agotan, los conmino a que se callen, me demandan, me cuentan chistes y cotidianeidades, me regalan dibujitos y carteles de "Te quiero seño", les apreto los tornillos, a veces me pueden, gritan todos a la vez, se sacan los zapatos.

Así vamos. Hay días de todo y días de nada, y días mediocres. A veces no nos soportamos.
Otras conectamos. Otras aprendemos.

Amo mi trabajo, aún con lo malo. Prefiero mil veces los pibes que lidiar con adultos.
Lo bueno compensa TODO.

"Seño te quiero, por favor aprobame" (cartelito en una prueba).

"Porfavorseño, porfavor, porfavor ... usted no es mala. Se hace, nomás".

"Yo lo voy a ayudar a Fulanito como usted me lo pide, porque creo que necesita ayuda".

Esa mañana estaban re densos. Se murió mi perra del alma, Sofi, y me enteré en la escuela. Durante lo que quedó de la clase, trabajaron todos callados como nunca.

Una nena se fue de vacaciones por el mundo y me trajo chocolates totalmente inesperados.

"Seño, yo te banco".

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