sábado, 17 de marzo de 2012

Atascada

Sábado a la tarde y sin planes. Bah, en realidad tengo miles de cosas para hacer, pero Matilda está despierta.
Conviven en mí sentimientos ambivalentes. Por un lado, se impone el raciocinio, el "saber que esto sería así", el comprender que esto también es crianza, también es bebé.
Por otro, desde los oscuros rincones de mi ello, surge el vívido deseo de que se duerma o mínimamente, que se quede tranquilita en su carrito así puedo "hacer cosas".

Siempre fui muy independiente, muy autónoma, y me encanta "hacer cosas". La absorbencia que caracteriza el vínculo mamá-bebé se mete conmigo. Pero me encanta. Pero me cuesta.

En este tire y afloje, aprenden a convivir las ganas locas que tengo y tenía de ser mamá, la consensuada búsqueda de esta beba hermosa, mi genuino deseo de recuperar tan sólo un poquito del espacio y tiempo que tenía sólo para mí, mi personalísima decisión de ponerle el cuerpo a esta crianza, mi corazón partío al escucharla llorar cuando se despierta y se percibe sola, mis ganas tremendas de volver a trabajar, mis ganas tremendas de estar con ella todo el día.

Pero entonces, ¿qué? Mas bien, ¿cómo?

Respirar hondo. Pensar en mamás con más chicos, con menos brazos. Aprender a manejar de una buena vez. Recordar mi vida previa con tanto espacio-tiempo para mí que ya me empalagaba. Encontrar en la carita de Matilda una sonrisa dormida. Disfrutar el caos y encontrar tiempos nuevos. Aprender a vivir el presente, el día a día. Sólida y flexible, éste es mi mantra.

Ahora mís días son nuestros. Ahora las "cosas" las hacemos juntas.

Sólida y flexible.

martes, 13 de marzo de 2012

Refutación del tiempo

Tarde de sol patagónico. Sentadas en el puf del living, recibiendo los rayitos por la ventana.
Mamá y bebé.

Matilda duerme pero no duerme, hecha un bollito tibio, acurrucada. Su manita juega, mimosa, hacia un lado y otro de mi panza.

Yo escribo con una mano que se escapa cada tanto para acariciarla. Con la otra, sostengo al mundo, que hoy reposa en mi pecho.

Los cuencos, los mantras, nos envuelven.

viernes, 2 de marzo de 2012

De Vuelta

Luego de un lapso sin inspiraciones, con necesidades expresivas satisfechas, mucho laburo y una particular, diminuta e inconmensurable revolución que en breve cumple dos meses,

he(mos) vuelto.

Con ustedes, Matilda y yo.



Oh, sí.
Ya nada será igual.

Por lo pronto me entreno en escribir con una sola mano y en lograr marcas de sueño aceptables.

Este segundo round me encuentra expuesta y vulnerable en facetas hasta ahora desconocidas, muy intensas, muy lindas de transitar a la vez.

No digas que no te he advertido, oh noble seguidor. Nos aguardan crónicas del universo teta-pañales, catarsis diádicas, conflictos existenciales, perlas de crianza.

La desmadeja está desmadejada.