Transcibo unos fragmentos de mi diario de viaje... en entregas.
Jueves 17 de Julio
Hoy salimos a Bolivia. Dejamos el Residencial España, este hotel tan bonito donde encontramos lugar. Si algún día volvemos, espero nos hospedemos acá. El remisero, muy bueno y amable (como todo salteño hasta ahora) y también buen conversador. Está a favor del campo, no se lleva con jujeños y tucumanos (estos últimos chorros y mentirosos), Bolivia no es tan lindo ... como SALTA.
El viaje es hermoso, aunque se hace largo porque el colectivo entra en cada pueblito y para, mucho a veces. El sol pega fuerte. De Salta entramos a Jujuy y luego a Salta de vuelta. El paisaje va cambiando. Se hace más árido y luego la vegetación reaparece. Plantaciones de soja y mucho monte. Los ríos y arroyos casi todos secos; salvo el Bermejo, bajo pero con un importante caudal.
El último lugar argentino: Salvador Mazza, o "Pocitos Argentina", en la frontera. El sol raja la tierra roja. El polvo y el calor agobian. Caminamos hasta el edificio de Aduana: dos paredes y un tinglado separan los países. Pasamos y ni nos piden el DNI, nada.
Tomamos un remís que nos llevará a Yacuiba - a diez minutos de Pocitos. El auto es viejo, sucio y caluroso. La otra opción es tomar un colectivo, una especie de trafic para diez perosnas. Pero no es seguro, te pueden robar. El remís tiene dos opciones: completo o compartido. Completo, no sube nadie más pero es más caro. Cuando es compartido suben otras personas hasta completar el auto, y el chofer toca bocina en cada esquina para avisar que se lo puede tomar.
Segundo shock: cómo viven. Apiñados, apilados, amontonados en casas derruidas. Uno no puede hacer más que sentir el impacto y una impotencia fuerte, muy grande. Comienzo a ver cómo es la idiosincrasia de Bolivia. A pesar de los sacudones, me propongo una actitud abierta: ver, escuchar, impregnarme.
La cama es muy dura. No estamos acostumbrados a una cama así. Descansamos un rato; prendo la tele y miramos las noticias y publicidades de Yacuiba. Recuerdo ahora algunos títulos: "La Gota Bailable", "Aseguradora San Antonio Porres"; y a un periodista defenestrando a Evo y bajando línea como loco.
Salimos a cenar. Por recomendación expresa, dejamos el Picante de Gallina para el mediodía siguiente (lo bien que hacemos...). Pedimos asado de tira y vino boliviano. Como entrada nos traen Locoto, un ají. Una puntita y calienta terriblemente la boca; el efecto no se va. La comida llega enseguida, acompañada de bastones gruesos de papas fritas y arroz seco - todo lo acompañan así. Más tarde me cuentan que el arroz se lava tres veces y se pone a secar antes de la cocción. Está todo riquísimo. De postre unos pedazotes de flan que no te dan en ningún lado. Pipones, caminamos en la noche hermosa y fresca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario